Tal vez uno de los hallazgos más importantes de las Neurociencias está centrado en la naturaleza intrínseca de nuestro cerebro como «órgano diseñado para vivir en sociedad».

Aunque nosotros estemos convencidos de que nuestro cerebro es «ÚNICAMENTE NUESTRO», lo cierto es que tanto su evolución histórica como filogenética lo transformaron en un órgano diseñado  para vivir en sociedad y para contribuir de manera efectiva en la supervivencia y el desarrollo de la especie.

La diversidad que existe entre las personas y sus diferentes niveles de  inteligencia e intereses son parte de una estrategia más amplia de supervivencia  y crecimiento social. Sin estas condiciones la Humanidad no hubiera podido subsistir durante los cientos de miles de años que lo ha hecho.

Aún en un grupo no demasiado grande de personas, la heterogeneidad juega un rol central: el lider que puede conducir al grupo, el creativo que encuentra nuevas soluciones a los problemas, el investigador que busca respuestas a los enigmas, el hacedor manual o el técnico que pone manos a la obra, etc.  Todos, EN CONJUNTO, son necesarios en el juego de la vida.

Heterogeneidad de intereses, empatía, compasión, colaboración, gratitud, bondad, optimismo, esperanza, inclusión, perdón.  Estos son algunos de los rasgos centrales para los cuales  el cableado de nuestros cerebros se fue desarrollando porque sin ellos el sustento y crecimiento de nuestra especie hubiera sido imposible.

A diferencia de lo que  nos enseñaron durante años, la competencia no ha sido el motor central de nuestra evolución sino la sabiduría en lograr niveles elevados de colaboración aún entre especies distintas.

NEUROCIENCIAS & SOCIEDAD estudia de manera sencilla y precisa los hallazgos más importantes en relación al por qué nos hace bien ejercer nuestro rol como seres sociales que somos y nos muestra la importancia que tiene para nuestra salud mental y cerebral la realización de acciones que no solamente nos beneficien a nosotros mismos, sino también a los demás.