Tal vez uno de los hallazgos más importantes de la última década ha sido el descubrimiento de que cerebro cambia constantemente en función de las cosas que aprende y siente a lo largo de toda la vida. Esto se llama «neuroplasticidad».
El cerebro es el órgano más complejo del ser humano con miles de millones de células nerviosas que conforman redes intrincadas que se vinculan entre sí formando circuitos neuronales que se desarrollan y accionan en función de los estímulos internos y externos que recibe.
Una sola neurona puede tener cerca de cien mil conexiones con otras y ellas cambian de manera permanente aún en nuestra vejez y en función de aquello que sentimos y aprendemos. Las capacidades cognitivas de cada uno de nosotros depende fuertemente de esos «circuitos y conexiones neuronales» y lo más importante de todo es que ellas no dependen solamente de nuestra herencia genética sino también del medio ambiente en el que crecemos.
Conceptualmente la «neuroplasticidad» sintetiza la capacidad de las neuronas de desarrollar nuevas sinapsis en función de los estímulos de nuestro entorno y está fuertemente influenciada por los alimentos que ingerimos, las toxinas a las que estamos expuestos, los procesos de enseñanza y aprendizaje cotidianos, las relaciones familiares y sociales, la cantidad de ejercicio físico que hacemos, los entornos de aprendizaje en los que nos desenvolvemos, etc.
La Educación juega un papel central en el desarrollo de la capacidad neuroplástica de nuestro cerebro y por eso los sistemas educativos que no tienen en cuenta el desarrollo de estrategias de enseñanza que propicien su fortalecimiento logran escasos resultados en los alumnos aún cuando éstos permanezcan incansables horas en la Escuela. Un abordaje inteligente de la Educación debe estar basado en el conocimiento de los hallazgos que las neurociencias van trayéndonos día a día y los sistemas educativos más exitosos del mundo son aquellos que de una vez comprendieron que si Ud. quiere ser efectivo en algo, primero tiene que entender cómo ese algo funciona.
Literalmente el «cableado cerebral» de las nuevas generaciones es muy distinto al nuestro porque el entorno próximo en el que ellos crecen también es muy distinto al nuestro.
La Educación tendrá que comprender que su rigidez (o carencia de plasticidad) está muy lejos del comportamiento evolutivo de aquel órgano sobre el que precisamente ella pretende trabajar y formar: el cerebro. Un enfoque moderno y científico de la Educación requiere la comprensión de aspectos básicos de las neurociencias por parte de los educadores y maestros para que comprendan adecuadamente de qué manera el cerebro aprende y entonces puedan diseñar las mejores estrategias didácticas para la enseñanza de contenidos educativos.